REDES SOCIALES
Apuntes sobre Instagram como un espacio para la experimentación
El 3 de mayo de 2024 le mando un mensaje directo de Instagram a Ernesto Villalba. Él es un fotógrafo de bodas estupendo al que conozco desde hace años. Acaba de publicar varias fotos de uno de sus reportajes y, de repente, su estilo ha cambiado. Ernesto tiene mucho talento, de eso estoy seguro, y siento que ese cambio ha debido ser por algo. Y yo quiero saber por qué.
Ernesto me contesta: "Espera, te llamo". Con las notas que tomé en esa conversación telefónica he escrito este artículo que, más que un artículo, es un análisis muy personal sobre el uso que la industria creativa hace últimamente de Instagram
— ¿Qué te ha pasado, Ernesto?
Desde hace años, como muchos otros fotógrafos de boda, Ernesto había mostrado en su trabajo ese gusto casi obsesivo por la fotografía horizontal, la luz natural, la frontalidad, la simetría, las líneas rectas, etc, etc, etc. Y hace un rato Ernesto ha publicado varias fotos verticales en las que se lanza de cabeza a los planos holandeses, con encuadres torcidos, a las composiciones atrevidas, a las imágenes trepidadas, movidas, desenfocadas, a los flashazos directos. ¿Qué te ha pasado, Ernesto?
Yo soy cauteloso con estos cambios. Según un estudio de Adobe sobre la creatividad, las redes sociales están moldeando la percepción visual y la demanda de productos y servicios relacionados con la creatividad. El 75% de los creativos considera que Instagram y Pinterest han cambiado esa idea de cómo la gente interpreta lo que es creativo y lo que es bello, ya que los usuarios tienden simplemente a imitar estilos que tienen más éxito en estas plataformas. ¿Corremos el riesgo de convertirnos todos en fotógrafos frívolos y superficiales que replicamos lo que un algoritmo decide que funciona? ¿Corremos todos el riesgo de convertirnos en el mismo fotógrafo? Sigo buscando datos en internet. Y los encuentro: según un estudio de la Harvard Business Review, el 60% de los creadores de contenido afirmaron que sienten presión por seguir las tendencias para mantenerse relevantes, incluso cuando eso significa sacrificar la originalidad. Vaya.
Ernesto se ríe con mis ocurrencias. Es muy amable. Pero en seguida nos ponemos serios. "Instagram fue una herramienta poderosa", me dice. Sin embargo, hoy en día ya no tiene el mismo impacto para él. Ahora ha decidido usarla para explorar, lejos de la idea de "hacerlo por los clientes". Me asegura que lleva mucho tiempo haciendo este tipo de fotos, que él siempre ha flipado con Martin Parr y otros fotógrafos por el estilo, pero que no las había mostrado hasta ahora, que ha elegido tomar un camino distinto. Porque ahora prefiere arriesgar, nutrir sus reportajes de fotografías que exploren distintas técnicas y acabados y, sobre todo, porque ha decidido divertirse. Es más. Me advierte. Si no se divierte, deja de publicar. Le digo que eso mismito me lo han dicho muchos otros compañeros. Busco información sobre esto.
— Instagram fue una herramienta poderosa.
Al parecer, el 54% de los creativos sienten ansiedad debido a la presión de publicar contenido en tendencia. Además, plataformas como Instagram, inicialmente creadas para compartir libremente sin demasiada contención, ahora se asocian con métricas de rendimiento como los likes, los followers o los shares, que influyen indudablemente en las decisiones creativas y en la percepción que los demás usuarios tienen sobre nosotros. De hecho, una encuesta de Hootsuite en 2022 señaló que el 42% de los fotógrafos y artistas reconocían haber dejado de publicar o cambiado su estilo por temor a recibir menos interacción.
Muchos creativos, y pienso en el propio Ernesto Villalba, eligen distanciarse de las redes sociales y se refugian en un lugar alejado de esa dichosa exposición donde pueden hacer su trabajo con más libertad y menos presión por lo que deben o no publicar. ¿Y ahora qué? ¿Nos lanzamos a las modas del mercado o nos alejamos de las redes sociales para reconectar con nuestra creatividad?
“A ver, yo hasta que he publicado estas fotos, hacía años que no subía nada, ¡soy un desastre!”, me confiesa. Me asegura, además, como si hubiera descubierto algo maravilloso, que ahora las fotos que a él siempre le han generado más dudas suelen ser las que las parejas comparten con más entusiasmo. La industria creativa es más dinámica que nunca. Es un “mercado vivo”. "Las parejas jóvenes, influidas por TikTok, las series de moda, y los filtros, a menudo no saben exactamente qué estilo desean, y esto crea una oportunidad de experimentar con la fotografía, siempre que se conserve", me recalca, "la esencia de una buena entrega".
— Ningún extremo es bueno.
Para Ernesto, el reto actual pasa por encontrar un equilibrio entre lo que le apasiona como fotógrafo, su creatividad o su propio entretenimiento, y el respeto por las parejas que confían en él. "Estoy al servicio de la pareja", me dice dos veces seguidas. Para que me quede claro, supongo. "No se trata de entregar una boda entera llena de experimentos o con flashazos", continúa. "Ningún extremo es bueno".
Pero me insiste en esa idea del mercado dinámico que, de alguna manera, justifica que Instagram se haya convertido en un banco de pruebas para muchos creativos de ámbitos muy diferentes. “El mercado está en constante cambio, como en la moda: si una campaña de Pull&Bear no vende, los creativos se preguntan por qué y vuelven a intentarlo con la siguiente. Nosotros tenemos que probar cosas nuevas, estar despiertos y adaptarnos a lo que viene”. ¿Y qué es lo que viene?, me pregunto. Un estudio de Hootsuite revela que el 87% de los creadores de contenido en plataformas como Instagram monitorean continuamente qué estilos y tipos de contenido están funcionando mejor, y luego ajustan su propio trabajo para alinearse con las tendencias. ¿Y si hoy en día nada es del todo original?
Ni él ni yo nos atrevemos a dar una respuesta. Aunque Ernesto vuelve a la idea de que el riesgo es clave como motor de la creatividad. Hay que seguir tu instinto. Y no sentir demasiado miedo al rechazo. Tenemos que ser visibles. Publicar. Me plantea un dilema. Podemos seguir haciendo lo de siempre y asegurarnos cinco años de estabilidad, o arriesgar y apostar por algo diferente a sabiendas de que esa decisión puede convertir nuestro negocio en una aventura apasionante. "Si algo vende, puedes continuar en esa línea o cambiar para divertirte", insiste. "Yo elijo divertirme". Le digo, claro, por supuesto, teniendo en cuenta que te va bien, que tienes un número estable de bodas cada año, y que te puedes permitir usar Instagram para lo que quieras. Y me responde que Instagram no es el lugar donde él contrata esas bodas. Es un escaparate fabuloso, eso sí, y él decide usarlo para mostrar su lado más arriesgado y vanguardista. Nada que objetar. De hecho, un estudio de Zenfolio asegura que el 71% de los fotógrafos de bodas siguen, hoy en día, encontrando negocio en el boca a boca, así que remato la charla repensando la idea de Instagram como un espacio vivo donde mostrar tu lado más creativo y personal con la intención de diferenciarte de otros profesionales más que como una herramienta en la que encontrar nuevos clientes. Tal vez tenga sentido. Nos decimos adiós, nos deseamos lo mejor y nos ponemos a lo nuestro.
— Yo lo hago todo de una manera poco pensada. Y de forma bastante intuitiva.
Meses después, con el artículo escrito justo hasta aquí, le mando un audio de WhatsApp y le pregunto que cómo va el jueguecito, que si han pasado cosas interesantes, sin saber muy bien qué me podría contestar. Él lleva desde nuestra primera conversación publicando con más frecuencia en Instagram y creando un portfolio muy interesante lleno de recursos fotográficos vinculados a la moda y al mundo editorial que habían sido, hasta hace un par de años, muy poco habituales en fotografía de bodas. Las fotos que acompañan estas palabras las he escogido de esas publicaciones. Recibo un audio de tres minutos. Le doy al play.
"Yo lo hago todo de una manera muy poco pensada. Y de forma bastante intuitiva. Y loca (se ríe), pero me preguntas si me están pasando cosas nuevas después de todos estos cambios y la respuesta es sí. Incluso, mira, te sorprendería saber que, a lo mejor, parejas que me contrataron hace un montón de tiempo, cuando todavía no había hecho este pequeño o gran cambio, pues de repente van y me mandan referencias en plan: me gustan este tipo de fotos... ¡y van en la línea de mis últimas publicaciones! Yo quiero plantear la creatividad como un proceso de autodescubrimiento y atención plena, porque el acto de crear surge de estar presente y abierto a las ideas, sin apegarse al resultado o al miedo al fracaso. Porque las ideas están ahí, esperando a ser captadas por alguien que esté lo suficientemente receptivo. Yo deseo cultivar esa sensibilidad, estar presente y permitir que esas ideas me encuentren, porque el verdadero acto creativo pasa por ver, escuchar y canalizar todo eso que está pasando a nuestro alrededor, más que crear algo así de la nada. Es decir, que al final el tema de las modas o tendencias, no sé, llámalo como quieras, es como un ente que se mueve y evoluciona y que no todos captamos, aunque al final, sea como sea, tengamos que reaccionar. Y me encanta que ahora, cuando las parejas me muestran lo que les gusta o les emociona, yo pueda responderles, perfecto, porque eso es justo lo que estoy haciendo en este momento. De hecho, he tenido una boda hace poco en la que la pareja me ha pasado ideas e inspiración días antes, y he pensado, ostras, qué novia más loca. Lo que quiere me encanta, y se lo he hecho, arriesgando muchísimo, mucho, mucho, y le ha encantado y ha sido una de las bodas que recibió mejor feedback y mejores comentarios y estoy súper contento. Ahora soy lo más libre que he podido ser. En ese aspecto, ya te digo, se nota el cambio en la gente que llega ahora y ve tu trabajo más actual y se nota también el cambio de la gente que ya me tenía contratado, pero que ha captado, digamos, esa moda, ese cambio que yo propongo para la fotografía de su boda. Yo te animo a que con tu súper creatividad única apuestes siempre por ofrecer a las parejas algo único. Además, tú ya lo sabes. Esa creatividad, ese compromiso le llega a las parejas. Y te llega a ti".
— Esa creatividad, ese compromiso le llega a las parejas. Y te llega a ti.
Según datos de Zenfolio, el 92% de los fotógrafos de bodas se promociona a sí mismo en redes. Prácticamente todos. Yo apostaría, incluso, a que la mayoría de proveedores que formamos parte de esta maravillosa industria habremos tropezado en algún momento con esta monstruosa pregunta: ¿cómo aportar originalidad y valor sin alejarnos demasiado de lo que sabemos que funciona? Es esencial que cualquier experimento no nos distraiga de nuestra principal misión, que es ofrecer un servicio honesto y responsable. Sin embargo, como Ernesto Villalba sugiere, Instagram puede ser un espacio ideal para arriesgar y experimentar. Para canalizar las ideas que el mundo nos propone y gestionarlas a nuestra manera. ¡Para divertirse! Y desde el magazine de UnionWed aprovechamos la oportunidad para desearos que seáis valientes y mostréis siempre una parte importante de lo que sois. Porque eso hará que el camino que compartimos sea más firme para todos. Y para todos, sin duda, será más hermoso el paisaje.
imagenes cedidas por Ernesto Villalba




























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