TRAYECTORIA PROFESIONAL


“El concepto hogar ha tomado mucho interés para mí, si las bodas pueden ser al lado de mi casa, mejor”


PEDRO ETURA by JAVIER MARISCAL ARIZA

Comienza la videollamada y me sorprendo. PEDRO ETURA me recibe desde la mesa de su autocaravana, que está aparcada junto a su casa, en Biescas, un pequeño pueblo de la provincia de Huesca. "Aquí estoy más tranquilo", me cuenta, sin darle demasiada importancia a mi sorpresa. Hace años, Pedro era la avanzadilla de los fotógrafos aragoneses que viajaban en comunidad a BODAF, X-PHOTOGRAPHER indiscutible, un referente del fotoperiodismo de bodas que se recorrió España entera haciendo reportajes y talleres. Ahora es un hombre tranquilo, que habla conmigo con simpatía y delicadeza de cómo un fotógrafo de bodas puede refugiarse en la proximidad para alcanzar el equilibrio.

Y a mí, que estoy acostumbrado a entrevistar a personas exitosas que viven a un ritmo atropellado, su éxito pausado me parece revolucionario.

Pedro, nos conocemos desde hace años, y recuerdo que siempre nos veíamos fuera de casa. Íbamos a todos los congresos de fotografía de bodas, y hacíamos reportajes por toda España porque eso era para nosotros el éxito. Ahora vives en un pueblo de menos de 2000 habitantes y tus mejores bodas, según me cuentas, son las que te permiten dormir en tu cama. ¿Qué has conseguido con este cambio?

Pues un montón de cosas. Todo parte de la decisión de tomarme la vida con más calma. De estar fuera de redes, de estar fuera de que todo el mundo te escriba, de que todo el mundo te llame para preguntarte cualquier cosa, de tener que estar siempre en la picota, de tener siempre que presentarme a los concursos, porque si no parece que no existes.

Todo eso ha coincidido con la decisión de venirme a vivir al pueblo de donde era mi abuela, donde veraneábamos, lejos de... A ver cómo lo digo sin parecer un capullo. Lejos de todos los estímulos que eran ajenos a mí, y que me han llegado a pasar factura anímicamente, físicamente incluso, porque yo estaba harto del mundo. De las bodas. De los congresos. De todo ese ruido que hay alrededor de nuestro trabajo. ¿Y qué ha supuesto esta decisión? Pues un cambio de vida bastante radical. Yo tengo aquí mi trocico verde. Y me dedico a mis labores. Y tengo afición por la carpintería, por la jardinería, por dar paseos, y con todas las inquietudes que todavía tengo.

¿Y la fotografía?

La fotografía me sigue apasionando. Mi interés por la fotografía no ha bajado, pero sí quizás mi interés por la fotografía de boda. Yo antes me pasaba todo el día mirando fotógrafos de boda. Y eso ya no lo hago. O sea, ha bajado mi interés en ese aspecto. Sigo queriendo contar historias, tal vez de una manera más relajada. Pausada. Y me he dado cuenta de que mi escala de valores ha cambiado muchísimo y ahora para mí arriba del todo está el tiempo. Ahora para mí el tiempo es mi mayor tesoro. Y he conseguido disponer de él. Y ahora paso mucho rato, tal vez no todo el que quisiera, contemplando cosas, paseando cosas. Ahora leo mucho más, y compro libros de fotografía todos los meses con mi recomendador favorito, JUAN CASARES, de FUJIFILM ESPAÑA que, aparte de un buen amigo, es el que más sabe de fotolibros y siempre me empluma alguno bueno.

No sé qué opinas tú, pero yo siento que hay algo muy humanista en todos los que usáis equipo Fujiflm. Juan Casares, Javier Abad, Marta Pérez, tú. Noto que sois personas sencillas, transparentes, sin ego. ¿No te parece?

Puede ser. JAVIER ABAD es un ejemplo claro de eso. Y yo también lo había pensado. Porque las cámaras FUJIFILM son muy amorosas. Y tal vez los fotógrafos que buscamos una relación más íntima con nuestra cámara, buscamos una relación más íntima también con nuestro entorno. Al final, yo creo que nos han metido un poco en FUJIFILM porque somos personas tranquilas y no especialmente ruidosas.

¿Y qué ventajas encuentras en las bodas estando lejos del ruido?

Pues mira, lo primero: viajar. Me encanta viajar, pero por vacaciones, donde yo quiero, cuando yo quiero, con tiempo, con mi pareja. Relacionar el viaje con el placer, con el disfrute. Y lo segundo es una cuestión logística, pues cuanto menos viajo por trabajo, más tiempo tengo para el trabajo, y más tiempo tengo para mis cosas. Entonces, estar en casa.

El concepto hogar ahora de repente para mí ha tomado mucho interés. Si las bodas pueden ser al lado de mi casa, mejor que en la ciudad de al lado. Y gracias a Dios, me estoy haciendo un mercado aquí en Biescas. Y yo estoy encantado porque ya la boda se me plantea como un reto a documentar, y mi única preocupación es contar la historia. Y no cómo llego, o dónde aparco, nada de reservar hotel, reservar vuelo... Toda esa parte ha desaparecido. Salgo de mi casa andando y voy a la boda.

Y te centras en lo relevante.

Exacto. He quitado un montón de cosas accesorias de mi cabeza. Ya no me implico en documentar determinadas cosas. Interés cero. Y a los novios yo se lo digo. No me interesa si los zapatos o el vestido son de tal marca. De las pocas veces que subo alguna publicación en Instagram, no etiqueto prácticamente a nadie, porque sería muy falso. Yo me centro en que mis fotos refejen cómo es la pareja, cómo han vivido ese día, eso me importa más, me importa más conocer su relación con su abuela, que con su vestido. Me importa más conocer si sus padres se llevan bien, o si están separados, si hay algo especial en esa familia que yo deba saber y quizá por eso me he desconectado un poco más de la fotografía de boda, porque no me interesa la boda en sí. Yo ni siquiera estoy casado. Me interesan las conexiones entre personas, y cómo viven esas personas ese día tan importante para ellos.

Y sigues viviendo de la fotografía de bodas.

Sí, sigo viviendo, pero es verdad que poco a poco la balanza se va derivando también a otro tipo de trabajos relacionados con lo rural, porque ahora tengo tiempo para hacerlos. O sea, para que te hagas una idea, yo normalmente hacía unas 20 bodas y ese era mi número mágico. Y ahora me mantengo en un número entre 13 y 14 bodas al año. Y necesito otras fuentes de ingresos, aunque también he bajado mucho mis gastos, todo sea dicho, viviendo en el pueblo.

¿Y cómo llevas lo de ser fotógrafo rural?.

Pues estoy encantadísimo. He trabajado para el ternasco de Aragón, que es una denominación de origen de carne de aquí, fotografando las distintas razas de ovejas. No consiste en hacer fotos de las ovejas y ya, sino que hay que ir temprano, a las 6 de la mañana, y estar entre los rebaños, retratando a los pastores, documentando cosas maravillosas. Eso es lo mío, es a lo que me gustaría dedicarme. Aunque no he conseguido todavía que sea mi fuente principal de ingresos. También he hecho los carteles de las ferias de Biescas, que me los encargan a mí y son pequeños trabajos por los que apenas cobro, pero que me hacen conectar con el terruño.

Y te hacen visible.

Claro, Biescas es un pueblo pequeño, y ya soy el fotógrafo.

Y, de repente, el fotógrafo local puede invertir ese tiempo que normalmente se dedica a las redes sociales en todo lo que me has comentado al comienzo de esta entrevista.

Eso es. No obligarme a estar en las redes, cosa que no me gusta, me permite tomarme más vermús.


Buen resumen.

Y además, no solo por ser un fotógrafo local, sino por vivir en un pueblo, verte en persona no requiere de logísticas. Nos vemos en 3 minutos. Y nos vemos. Y eso para mí es una gozada. Y ahora me siento mucho más tranquilo, mucho más conectado con todo, mucho más consciente de las cosas, consciente de en qué invierto mi tiempo, consciente de a qué dedico mi energía. Cuando tu mundo se vuelve un poco más pequeño, estás más centrado en todo y puedes dedicar el tiempo a las pequeñas cosas que te mantienen vivo.

¿Y ese Pedro Etura más consciente, ahora va a las bodas y las documenta de una manera diferente? ¿O a nivel profesional no ha cambiado tanto?

Yo creo que no ha cambiado tanto. Antes sí que me generaba ansiedad sentirme obligado a hacer unos retratos determinados, o fotos de algunos detalles, y es cierto que esas obligaciones me las he ido quitando poco a poco. Igual hago fotografías un poco más tranquilas, y huyo de cosas como más espectaculares. Documento lo que es importante para la pareja. Ahora trabajo con menos presión para hacer según qué cosas, pero al final mi trabajo es parecido. Simplemente voy a las bodas con menos piedras en la mochila.

Y eso tal vez te permite no centrarte solo en las fotos, y enriquecer la experiencia de tus clientes aportando tu experiencia.

Sí, sí, mira, casualmente, la pareja del sábado pasado se casó en una ermita que hay aquí cerca, pero a la que hay que subir en coche. Tiene su difcultad. Hay solo un sentido de marcha. Y había previsión de que iba a caer una tormenta brutal. De hecho, estuvieron hasta el mismo día barajando la posibilidad de casarse en la iglesia del pueblo en vez de en esa ermita. Bueno, la novia estaba bastante desesperada, la verdad, porque le hacía mucha ilusión la ermita.

¿Y cuál fue mi trabajo esa mañana? Pues acompañarla, darle ánimos, decirle que al final iba a salir todo bien. Y me llamaban a mí días antes, Pedro, y qué tiempo habrá, que tú vives allí y tal. Y al fnal la pareja estaba súper agradecida de que todo saliera genial. Fíjate que yo no decidía si llovía o no. Pero terminas sintiendo que lo has hecho bien. Y no sé si les van a emocionar las fotos, que todavía no se las he entregado, pero sé que lo he hecho bien.

Yo estaría encantado de que en nuestra industria los proveedores estuviéramos más disponibles, y aportáramos más calma y más experiencia. Más humanidad.

Ya, bueno, con las tecnologías que vienen nuestro camino va a ser sobre todo ese. Es que dentro de 5 años tal vez haya un dron que fotografíe la boda y que con lo que saque de ahí pueda reconstruir la historia. Eso llegará. Pero como fotógrafo no me interesa experimentar por ahí. Y si al fnal nuestro trabajo se vuelve menos humano, simplemente haré otra cosa y utilizaré la fotografía como afción. Tengo claro que siempre haré lo que sé hacer, lo que me gusta, porque valoro mucho mi tiempo y tenemos que trabajar toda la vida. Entonces, si yo voy a estar amargado porque tengo que estar en redes, porque tengo que estar de allá para acá, porque tengo que utilizar la IA para no sé muy bien qué, pues llegará un momento que igual no me interese este trabajo. Y entonces me haré carpintero.


Y mejor ser un carpintero feliz que un fotógrafo triste.

Ni lo dudes.



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