TRAYECTORIA PROFESIONAL
“Lo que hacemos es más que un trabajo y esa recompensa humana es lo que me hace estar superenganchada a las bodas.”
WENDY VIDAL by JAVIER MARISCAL ARIZA
Wendy Vidal nos reconoce que está enganchada a las bodas. Ella se define a sí misma como confundadora de Bodas de Cuento, pero en un pestañeo ya percibes que es mucho más que eso. Es una luchadora, una visionaria, una mujer con un buen gusto increíble, que dirige desde el 2009, junto a su cuentifamilia, una empresa de planificación de bodas que es referente en España y latinoamérica. Charlo con ella a 10 días de "una producción muy tocha", según me cuenta, y no se le nota en absoluto que tiene "mil cosas calientes encima de la mesa".
Habla tranquila sobre la industria de las bodas, con seguridad y desenfado, como hacen las personas apasionadas que se han caído muchas veces y muchas veces, con el mismo entusiasmo, se han vuelto a levantar.
No sé si tú sientes algo parecido, Wendy, pero a pesar de que no nos conozcamos personalmente tengo la sensación de que ya te conozco, de que hay algo que ya está resuelto.
Sí, cuando hablas con alguien de los que llevamos ya tiempo lo siento como otro de los míos. Es como que, aunque no te conozcas personalmente o no hayas charlado mucho por redes, ya hay una conexión hecha porque al final compartes vivencias, compartes experiencias e intereses comunes.
Yo también noto que hay algo que ha cambiado de forma muy significativa en estos años, y creo que reconocemos cierto equilibrio en los que trabajan en bodas desde entonces.
Totalmente.
Y no me voy a poner nostálgico, Wendy, pero en gran medida siento que lo que hacíamos era admirable.
Ya, Javi, yo sí que siento que hemos ganado muchas cosas a nivel industria. No hablo de sector porque somos una industria. Generamos mucho dinero, muchos puestos de trabajo y, como te decía, como industria hemos crecido, hemos madurado y nos hemos profesionalizado todavía más. Aunque sí que es verdad que nuestra generación vivió una época en la que todo era como muy de verdad y, al final, durante esos años todos teníamos como una sensación de inocencia, con muchas cosas todavía por descubrir o por hacer. Y sí que siento que la generación de ahora están como más empoderados. Yo creo que es el control que tienen sobre redes alternativas, digitales, sobre todo lo que tiene en general que ver con lo técnico y lo digital.
¿Lo humano?
Sí, y es que yo creo que, al final, si nos olvidamos que estamos trabajando para personas, es cuando empezamos como a industrializarlo todo y a perder un poco esa humanidad que debería caracterizar nuestro trabajo. Yo siempre hablo de que tenemos que tener voluntad de servicio. Y sin querer hacer de nuestro trabajo, o de nuestro rol de empresarios, un acto de servilismo sin límites, sí que creo que esa voluntad de servicio es algo que nos debe motivar continuamente. Y creo que todo este tema digital nos ha hecho separar un poco la realidad de lo que estamos a veces tratando de ficcionar o aparentar. Y ahí los mayores culpables sois foto y vídeo siempre, ¿eh? Porque algo que no es nada espectacular, lo convertís en una auténtica maravilla. Sois inspiración.
Hablando de inspiración. Llevo días viendo un gran debate alrededor de revistas muy importantes que en sus redes están publicando contenidos hechos con IA. ¿Qué crees que va a traer la Inteligencia Artificial al mundo de las bodas?
Ojalá saberlo. Creo que va a traer cosas buenas y cosas que no van a ser tan buenas. Creo que estamos con una fase todavía muy inicial. Acuérdate cuando empezó Pinterest, que movía casi todo el contenido anglosajón y en España lo que veíamos era como súper imposible o súper aspiracional, y generaba también cierta frustración, pero también ayudó. Yo he intentado siempre ver la parte positiva de la evolución, de la innovación, porque al final creo que es con lo que nos tenemos que quedar.
Yo creo que que sí, que va a ser positivo, pero lo único que me molesta a día de hoy es que las cuentas que comparten imágenes creadas con IA no dejan demasiado claro que han usado inteligencia artificial y la gente puede pensar qué boda tan bonita. Me encanta. Pero no se dan mucha cuenta de que no es una boda real.
Cierto es. Nada mejor para inspirar que una boda real.
Por supuesto. Y al final las parejas se enamoran de cosas que han visto. Pero es como cuando vas a la peluquería y le dices a la peluquera, es que quiero que me hagas las mechas de Penélope Cruz. Ya, bueno, pero no son las mechas, o sea, te puedo hacer las mechas, pero es que tu pelo no es el de Penélope Cruz y tampoco te va a quedar igual porque tu cara no es la de Penélope Cruz. Entonces vale, lo puedo simular. Y al final nuestros servicios y productos se convierten en experiencias que son aspiracionales totalmente. Y eso es lo que nos compran. Entonces yo creo que ahí es donde a lo mejor se nos ha ido un poco la pinza. En cómo convertimos eso o cómo lo trasladamos a las redes sociales. Aunque es verdad que hacemos bodas reales acojonantes donde se viven cosas chulísimas, donde se hacen fiestas increíbles. Eso al final es lo que reflejáis realmente con foto y vídeo. Y estamos subiendo continuamente el listón para que esas parejas que se quieren casar al final tengan una expectativa de la leche.
¿Y tú cómo lo llevas? Porque claro, debe ser también inspirador, motivante e ilusionante mantener ese nivel de exigencia. Pero en gran medida también debe ser abrumadora la responsabilidad a la que os enfrentáis cada fin de semana.
Sí, a mí esto es algo que me costó mucho saber gestionar. Es un topicazo, pero es que es real. O sea, me costó la salud en el 2018. Bueno, nosotros llevamos 15 años trabajando. Empezamos en el 2009 y tú sabes como era el escenario en el 2009, con bodas que eran una sombra de lo que son ahora. Entonces era todo más sencillo, todo era de un perfil más bajo. Y al final yo creo que, cuanto más presupuesto tiene el cliente, más te exige. Y más sientes tú también lo que tienes que dar como profesional. Y cada vez estás más preparado para hacer proyectos de gran envergadura que al principio no podíamos hacer. Yo a veces veo trabajos que hacíamos al principio, porque creo que te metes un poco en la rueda de los años, y pasan las temporadas, y eres consciente de que haces un buen trabajo y también de que tienes que seguir mejorando y aprendiendo, pero creo que es muy importante para la gente que llevamos tiempo no perder de vista lo que hacíamos cuando empezamos. Aunque fuese con muy pocos medios, y aunque fuese feo.
Feo comparado con lo que hoy consideramos bonito.
Claro, con el rasero actual, que es muy alto comparado con el de entonces. Pero fíjate, Javi, que a mí eso me sirve para darme cuenta del valor que hemos tenido como marca. O sea, cuando cojo esas fotos de hace, yo qué sé, 10 años, y veo lo que hacíamos con tan pocos medios, pienso: ¡es que hemos sido muy valientes! Es que hemos arriesgado mucho. Es que la hostia que nos podíamos haber metido era de magnitudes desproporcionadas. Porque es verdad que en un momento dado, cuando todo era muy tradicional, dijimos pero qué es esto de que el metre o tu madre te digan cómo tienes que organizar las mesas y todo lo demás. Haz lo que te dé la gana. Y, claro, las primeras novias que se pintaba las uñas de rojo... ¿Tú te acuerdas de los labios de rojo? Era como Dios mío, qué modernas, ¿sabes?
O el pelo suelto.
Totalmente. Yo recuerdo que había algunos compañeros de foto, como que premiaban y hacían algún tipo de descuento o algo así. si la novia tenía un look como más moderno. Fíjate cómo le dábamos vueltas para intentar sacar adelante trabajos que nosotros sabíamos que eran chulos y que eran revolucionarios y que iban a mejorar los trabajos futuros. Entonces, creo que hay que ver de vez en cuando esos trabajos antiguos para darle valor a lo que hacemos, porque creo que el día a día nos consume demasiado y nos deja pensar muy poco. Porque al final nosotros somos 3 oficinas, dos en España y una en Colombia. Y ya nosotros, como empresa y como marca, que hacemos muchas reflexiones, que hacemos balance anualmente, que revisamos objetivos, que fijamos estrategias y analizamos dónde queremos llegar, cómo vamos a llegar, nos viene muy bien repasar lo que hemos conseguido desde el 2001 hasta hoy.
Es que ya hace muchos años que sois influencers de bodas, desde antes incluso de que existiera el mundo del influencer como hoy lo conocemos. Vuestra agenda lleva ya 18 ediciones.
Creo que 19, la siguiente será la 20. Igual se me olvidó comunicar que hicimos ya la edición 19.
¿Y cómo se gestiona eso? Antes me has comentado que te fue complicado gestionarlo. Y soy consciente de que renunciáis a muchas cosas para seguir siendo Bodas de cuento. Me interesa escucharte.
Es complicado. Y sería una falsa arrogancia negar que hemos sido grandes en este país. Todo pasó en un momento en el que se unieron como muchas cosas. Yo creo que fue la tormenta perfecta. Y en latinoamérica también hemos tenido mucha repercusión. De hecho, Jose y yo hemos dado conferencias como en 10 países de Latinoamérica en estos años. Aunque creo que nada llegó de forma casual. Y supimos subirnos a ese tren que pasaba en ese momento gracias al trabajo que hicimos y al compromiso que tuvimos a nivel personal cada uno de los socios en la empresa, como marca y como industria, con todo el tema de la formación en nuestra escuela y tal. Pero ha sido complicado. Te lo empecé a apuntar antes y cambié de tema, pero en el 2018 yo me puse malísima en plena temporada. Me acuerdo que estaba haciendo una boda en Valencia, en una finca, por ahí en medio del campo y yo le decía a Jose, no puedo andar, porque estaba teniendo un brote de una enfermedad autoinmune que no había tenido nunca y que me vino por el estrés. Y me recuerdo en la cama del hospital cuando mi internista me decía que a lo mejor tenía que cambiar de trabajo y no me podía dedicar a esto. Y yo en plan ¿qué me estás contando?
Un punto de inflexión evidente.
Claro. Y entonces en ese momento en el que todo el proyecto que has estado construyendo tanto tiempo con tanto sacrificio se tambalea y está en riesgo tu salud dices ¿pero qué está pasando aquí? Y sí que tuve que hacer mucho trabajo interno, aparte de la medicina, porque no estaba dispuesta a renunciar a mi profesión. Era lo que quería hacer, lo tenía muy claro. Hice ese trabajo interno de visualización de, vamos a ver, dentro de 6 meses tú vas a estar dando una conferencia, dando un curso en tu escuela, haciendo bodas y, bueno, me curé, pero es verdad que fue una llamada de atención importante. Aunque ha sido muy complicado muchas veces. O sea, yo recuerdo el miedo a crecer al principio, el miedo a meter a alguien en la empresa a formarla, a enseñarle todo y decir, bueno, es que si se va se lleva mi conocimiento, se lleva mis contactos, se lleva todo. Y ayer estaba teniendo una conversación con Ale, nuestra socia de de Colombia, y le dije, Ale, la gente en las empresas entra, hace una etapa, y vuela. Y se va. Y ya está. Y esa gente te deja algo y esa gente se lleva algo. Es ley de vida. Es así.
¿Y qué es para ti lo más difícil de gestionar?
A mí me costó aprender a crecer y delegar. Y tomar decisiones en las que nos equivocamos. Quiero decir, asumir que nos habíamos equivocado. Yo ahora, desde hace muchos años, asumo los errores como un aprendizaje. De hecho, me alegro de haber cometido ese error porque sé que no lo voy a volver a cometer. Me ha costado tanto dinero y tanto a nivel de exposición y tanto a nivel personal, que desde hace unos años lo racionalizo. Somos humanos, nos equivocamos. Y debemos identificar este tema y prevenirlo para la siguiente vez.
Si te das cuenta, te hablo de procesos de maduración. Al final he madurado como empresaria, he madurado como mujer y como persona. O sea, no soy la misma persona que empezó hace 15 años con sus miedos, con sus inseguridades, con el hambre que teníamos por hacer cosas chulas, por hacer cosas diferentes. Sí que es verdad que ese hambre, aunque se ha ido modulando, sigue viviendo en nosotros, porque creo que sin ganas se va todo al garete. Si no sigues teniendo esa pasión y ese hambre por hacer cosas diferentes, chulas, por mejorar, se acaba. Se acaba tu carrera porque al final, tú lo sabes, esto desgasta y es agotador.
¿Y qué lo hace tan fascinante?
Yo creo que hay un poquito de ego, porque yo nunca había tenido un trabajo en el que me hubiese sentido tan recompensada, tan valorada, tan powerful. Nunca. Ahí hay un poquito de, guau, mira lo que puedo hacer. Todo esto lo he hecho yo. Creo que hay un poco de eso. Creo que también influye mucho en nuestro trabajo el componente artístico. Y sobre todo esa droga que nos dan las bodas, que necesito saber cuál es para decidir si alguna vez me quiero desenganchar de ella.
La conozco, sí. Y no sé si a ti te pasa, pero yo suelo sentirme más valioso incluso como persona que como fotógrafo. Me hace muy feliz notar cuando mis clientes necesitan antes un abrazo que un retrato.
Exacto, yo creo que está por un lado ese ego que te comentaba. Por otro lado está el factor visual. Porque, al final, hacemos cosas muy bonitas, muy bonitas, muy inspiradoras. Y a mí me encanta ver materializada esa obra. De verdad. Me encanta.
Pero sobre todo está la potencia y la fuerza que tiene ese factor humano en el que nos movemos en el mundo de las bodas. Y compartir esa experiencia, y ayudar a cumplir ese sueño, y a mantener ese recuerdo para siempre en la mente y en el corazón de una persona, o sea, es que eso tiene un poder acojonante. Y no sé si tanto con esos abrazos que dices tú, pero yo me he ido tantas veces llorando de las bodas, pero llorando de emoción, de que te diga una madre gracias por haber hecho esto. Y le puedes decir, señora, es mi trabajo. Pero en el fondo sabes que lo llevas más allá de un trabajo. Y esa recompensa humana nos hace estar superenganchados.
WENDY VIDAL / BODAS DE CUENTO
WWW.BODASDECUENTO.COM
@webdybodasdecuento / @bodasdecuentonew

PARA PROFESIONALES | PARA PAREJAS
Suscríbete si quieres estar al días sobre todo lo que estamos preparando y ser de los primeros en recibir las novedades, noticias y tendencias del mundo bridal en UNION.WED.
Si quieres formar parte como profesional de UNION.WED
puedes seguir el enlace del siguiente botón.